Adiós Riad

Riad, 29 de septiembre de 2011

Visado. París. Riad. Miedo. Soledad. César. Hotel. Thumama. Periódico. Al Muhaidib. BAK. Dani. Iqama. Iñaki. España. Portugal. Retos. Agendas. Juan Ramón. Mazen. Misiones. Presión. FAL. Bahrein. X-Trail. Qatar. Luis. Edge of the World. Jeddah. PADI. Madain Saleh. Tailandia. KV. Dubai. Shawarmas. TYPSAs. Omán. Nuevos amigos. Chema. Jordania. Dolor. Visitas. Operación. Valencia. Casa. Segunda etapa. Jr. Máquina-herramienta. Jubail. Ramadán. Kenia. TR.  China. Más presión. Incertidumbre. Fin de una etapa. Despedidas. Nuevos retos.  Por algo ha sido.

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Por algo ha sido

Riad, 28 de septiembre de 2011

A finales de julio estaba yo en la cocina de mi casa mientras se cargaba el documento que iba a decidir mi futuro destino. Fue mayúscula la sorpresa cuando vi: OFCOMES RIYADH. Nunca había pasado por mi cabeza la opción de vivir en un país árabe y muchísimo menos en Arabia Saudí. Dije que sí, me motivé y tiré para delante. Un año más tarde me ratifico en que ha sido una gran experiencia vivir en Riad.

Meses más tarde me decidí a abrir este blog, con ánimo de contar a mi familia y amigos cómo se vive aquí. A la larga, ha sido más un blog de viajes (porque eso ha sido una constante en Riad, viajar y conocer mundo) con tintes de la realidad en Riad. Pero el objetivo se ha cumplido: que vosotros, mi gente, supierais qué tal me iba por estos lares y poder compartir este regalo de año.

El nombre del blog, tras pensarlo con César en aquel inmundo hotel que teníamos por casa, fue “Por algo será”. Porque yo estaba convencido que lo que algunos llaman destino tenía preparado algo para mí. Y había un motivo en ello. Ese motivo, al final, no ha sido sólo uno. Hoy, cuando esta etapa ha llegado a su fin, me doy cuenta que esos motivos han sido muy numerosos y que, sin duda, ha merecido la pena y “por algo ha sido”.

Estar en Riad me ha servido para conocer gente increíble. En la entrada anterior destacaba a los que han sido mis amigos más cercanos todo este año, pero muchas personas tienen cabida en estas líneas. Desde mis compañeros en la Oficina y, en especial mi jefe, de los que he podido aprender a hacer las cosas, a mejorar, a no cometer los mismos errores y con los que he disfrutado cada día en el trabajo; hasta todos los expatriados europeos, saudíes, yemenís y, sobretodo, españoles que disfrutamos de esta experiencia que, muchos días, también es sufrida, junto con toda la gente que desde España y el resto de OFCOMES me han acompañado estos meses.

Porque vivir en Riad significa también sufrir ataques permanentes de la Sociedad Secreta, , no reírte cuando al otro lado del teléfono te dicen que tu email es muy largo porque no sabe copiarlo, o cuando te asegurar que los correos electrónicos no llevan arroba. Sufrir la realidad de Riad supone tener un recepcionista que cuya única función es coger el teléfono y no habla ni inglés, ni español ni árabe; o estar horas en un atasco porque dos saudíes han decidido destrozar sus coches o simplemente bajarse de él para ponerse a bailar en medio de la calle (¡y sin ir borrachos!), o tener que negociar cada vez que te subes a un taxi o compras algo en un sitio no occidental.

El día a día en Riad supone también muchos debates sobre todo lo que os podáis imaginar entre casa y la Oficina; criticar con cariño a la gente que aquí nos rodea y aceptar con humor los comentarios de la gente, estar horas en reuniones con el jefe y con empresas, luchar continuamente para conseguir cerrar una entrevista, que te manden una confirmación, un mapa o el plan de vuelo de los empresarios españoles. La realidad de Riad también es luchar con Moklesur para conseguir una casa, comer shawarmas y humus varias veces a la semana, resolver el dilema que se plantea a las 12.30 cuando uno llega al food court y no sabe qué comer y muchas cosas más.

Vivir un año en Riad, un destino que tira para atrás a mucha gente, que no se conoce por sus libertades y donde nadie puede venir a visitarte, me ha hecho valorar lo que tengo en España. Hace unos meses comentaba lo mismo: he aprendido a echar de menos a mi familia y amigos. Eso te lo da el vivir fuera de casa una temporada (hay gente que se va a Madrid y aprende lo mismo, aunque a mí me ha tocado un poco más lejos).

Trabajar en Riad me ha permitido conocer mundo. Por supuesto, visitar Arabia Saudí, un país opaco, con muchísimos contrastes y carente de cosas básicas para mí. Pero, a su vez, un país donde aprender a sobrevivir a veces y a reírte de todo otras muchas. Porque aquí, si vienes con una actitud destructiva o sin ganas de conocer gente, de aprender de ellos, de abrir la perspectiva de las cosas… estás muerto. Al final, el país te consume. En mi caso, los grandes amigos con los que he compartido este año han hecho que nosotros ganemos a Saudi, y por goleada.

Riad me ha enseñado también a solucionar problemas por mí mismo y con Luis, César e Iñaki. Buscar casa, comprar un coche, venderlo al mismo precio, defender opiniones en nuestros debates diarios y un sinfín de cosas me las ha enseñado esta ciudad, esta experiencia durante estos meses. Pero, todo tiene un final y hoy es el día en el que cierro esta etapa.

Sin duda, ha sido por algo. Ha sido para aprender, para disfrutar, para conocer mundo, para conocer a grandes personas, para echar de menos y valorar lo afortunado y privilegiado que soy, para lograr nuevos retos, para buscar metas más altas. En conclusión, estar en Riad ha sido para crecer y dar gracias.

Con estas líneas quiero acabar la penúltima entrada de este blog, pues ya no estoy en Riad. No sé dónde estaré mañana, quizá de vuelta en Saudi, quizá en Valencia o puede que en un nuevo reto en otro destino. Lo que sí sé es que ya nadie puede quitarme lo increíble, diferente y buena que ha sido esta experiencia.

Muchas gracias a todos.

Si queréis seguir descubriendo esta ciudad, sus gentes y sus contrastes, existe ya el sucesor de La Jodida Croqueta y, con su humor ácido, sabrá conquistar a muchísimos lectores en el nuevo blog Dos tazas de Arabia.

Pd. Aprovecho también para felicitar desde aquí a una de las personas más especiales para mí, que hoy cumple años. ¡Felicidades Noguera!

Acabo con una canción especial para los cequeros y que hago extensivo su mensaje a todas las personas que he conocido en Riad y durante este año, porque dentro de cinco años…

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Amigos de Riad, ¡GRACIAS!

Riad, 27 de septiembre de 2011

Muchos han sido los compañeros, ahora amigos, con los que he compartido este año en Riad. Gente con la que he vivido grandes momentos en viajes, cenas y ratos de ocio, con la que he aprendido muchísimo y con quienes he opinado sobre este país que compartimos, que a nadie deja indiferente.

Aunque nunca lean estas líneas, amigos saudíes, yemeníes, holandeses o alemanes han hecho que mi vida aquí haya sido más fácil estos últimos meses. Sin embargo, la pequeña colonia de españoles que vivimos en Riad ha sido siempre un grupo de amigos con quienes es un placer compartir esta experiencia.

Dentro de ese grupo de expatriados españoles destacan los amigos de TYPSA quienes, aunque no se sepa, deben pasar unas pruebas físicas para venir a diseñar la universidad porque si no, no se puede entender su fortaleza física y pasión por el deporte (tanto de veteranos como de novatos). Además de ellos, cuatro personas destacan en ese grupo, con quienes más historias y buenos ratos he podido compartir aquí, que merecen mi agradecimiento en estas líneas. Sin duda, sin Dani, Juan Ramón, Chema y Javier la vida en Riad hubiera sido diferente, sin tantos buenos momentos, debates, discusiones, risas y viajes. ¡Gracias!

¡Gracias Juan Ramón!

¡Gracias Dani!

¡Gracias Chema!

¡Gracias Javier!

De todos los amigos que me llevo de Riad, hay tres personas que han sido mis hermanos en Arabia Saudí.

¡Gracias!

Kilómetros entre FAL y Faisaliah, debates sobre todos los temas posibles, aprender con y de ellos, apoyo en los momentos más difíciles, alegrías compartidas, críticas en confianza, horas y horas en aeropuertos y muchísimas más cosas hacen que Luis, Iñaki y César se hayan convertido en grandes amigos y haya podido crear con ellos «un grupo súper compacto» de becarios, como nos dicen por aquí.

¡Gracias Luis!

Luis, el último en incorporarse a la Oficina, quien trajo sabia nueva al grupo y una manera diferente de ver las cosas. Con ilusión por conocer, por descubrir cosas nuevas y con sana ambición. Noble, emprendedor -ya sea para montar una cena o una empresa-, resolutivo, rápido y cariñoso. Con ideas claras –“yo sé lo que me digo”- y vehemente en su opinión, pero que asume la crítica si no tiene razón. Gracioso, hábil para poner apodos y sencillo. Activo para hacer nuevos planes, para ir a cenar y conseguir que la shawarmería no le traiga más comida a FAL. Con movimientos para ajustarse la ropa y estirar los huesos mientras conduce algo peligrosos, dando palmas mientras suena Estopa o Camarón y últimamente más atento a los mensajes y el chat de un bonito color. Así es Luis, mi compañero de pasillo en el compound y aliado de la zona de levante en nuestros múltiples debates, que terminamos en frente de nuestras casas muchos días. Es también una gran persona, con un futuro muy prometedor si no traspasa las líneas legales, con buen corazón y sencillo. Amigo de sus amigos, confía en los que más experiencia tienen, para así coger lo mejor y aplicarlo en su vida.

Luis enseguida fue uno más. Nunca sabremos si era mejor o peor que quien tenía que venir, aunque ahora mismo no lo cambiaríamos para nada. Sin duda, le voy a echar de menos en mi nueva etapa, pero al menos sé que nuestros sucesores se quedan con el que será un gran anfitrión en Riad.

¡Gracias Iñaki!

Iñaki, fiel siempre a sus ideas y quejoso en la superficie de las dificultades que existen en Riad. Sus grandes frases, como “llevamos mucho tiempo en línea recta, seguro que nos hemos perdido”, amenizan los viajes al trabajo y las discusiones diarias. Una visión diferente de Arabia Saudí que es buen contrapunto al optimismo extremo que algunos tenemos. Grandes reflexiones como la justificación de por qué los saudíes son felices en este régimen -«el pato es feliz es un charca porque no conoce el mar»- dan una visión diferente y divertida de este país.

El último en incorporarse a destino de todo el IC3X, que debía estar en Bangkok y no en Riad, que necesita las fiestas navarras cada fin de semana, en vez del vino casero y las bebidas con dosificador de las embajadas. Deportista y experto en bolsa, el IT Manager de la Oficina es serio en su trabajo (ya sabéis, no es corporativo) y coherente con sus, en ocasiones excesivamente rectas, ideas. Con ganas de hacer cosas nuevas pese a la pereza que algunos días tiene. Catedrático en carne, alimentación, triatlón y calorías del alcohol y la Coca-cola.

Iñaki es buena persona, es sencillo y sincero. Dice lo que piensa e intenta ayudarte si puede. Compañero de viaje en Kenia y de risas en Masai Mara y Mombasa, responsable de la buena venta del coche y de la subida de la dotación a nuestros sucesores. Copito de nieve por ser el último de su raza en Riad y, ante todo, un amigo.

¡Gracias César!

«Mi futuro mejor amigo de Riad» era César hace unos meses, cuando no le conocía de nada y comentábamos por telefóno las dudas sobre el que sería nuestro próximo año en Riad. Juntos vinimos y juntos nos vamos. Mismo trabajo, mismos problemas, mismos viajes y mismas dudas. César ha sido, como Luis e Iñaki, un pilar en el que apoyarse todos estos meses y un amigo con el que compartir el día a día.

Discusiones, posiciones enfrentadas, críticas, largas esperas para llegar a Riad o para bajar a comer, perfeccionismo, caras de enfado por su seriedad, impotencias compartidas… pero también miradas cómplices, risas, desahogos en confianza y muy buenos ratos vividos juntos. Esa confianza para respetar las rarezas y los defectos del otro han hecho que la amistad haya crecido día a día entre nosotros.

César es definido por mucha gente como “una buenísima persona” y yo me uno a ellos en estas líneas. Ocupado con su estudio pierde tiempo en explicarme todo lo relacionado con la odiada máquina-herramienta o cualquier otra duda que tuviese. Con una fuerza y vitalidad increíble durante los viajes, no pone pega alguna (famosa es su frase “lo que queráis”) para ir a cualquier sitio sin haber dormido o con algo de resaca, como su intento del Wadi en Omán o su fortaleza al subir la muralla china. Al final, las suposiciones de hace un año se han cumplido y César se ha convertido en uno de “mis nuevos mejores amigos” en Riad.

Somos un grupo muy compacto, con días buenos y malos y con muchas historias compartidas este año.  Gente normal al final (que escasea mucho últimamente) que hacen que el día a día en Riad sea mucho más fácil en todos los sentidos.

Becarios de Riad, en Riad.

Gracias César, gracias Iñaki, gracias Luis y gracias al resto de amigos que dejo tras este año en Riad. Mucha culpa de mi constante optimismo se debe a vosotros.

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Sociedad Secreta

Riad, 25 de septiembre de 2011

La Sociedad Secreta existe en Arabia Saudí. No es una organización política ni terrorista. No es violenta aunque puede sacar a uno de sus casillas. No tiene un líder claro y cualquiera que cumpla su cometido puede pertenecer a esta organización, por lo que es muy difícil combatir contra ella. Su cometido, el único que la Sociedad Secreta tiene en este país es «Joder al expatriado occidental».

Desde hace años, es común entre los extranjeros que vivimos en Arabia Saudí sufrir los ataques de la Sociedad Secreta. Esta Sociedad puede estar integrada por mucha gente, pero nunca sabes quiénes son, hasta que te topas con uno que te lo demuestra con creces. Sin ánimo alguno de ser racista, hay algunas nacionalidades en este país que tienen un número especialmente relevante de miembros y los que aquí vivimos bien lo sabemos. Si vives en Saudi, sin duda te ha tocado alguna vez sufrir su ataque.

A veces la S.S. tiene cara de buena gente, pero sabes que te va a atacar antes o después

Nada más bajas del avión, los policías de inmigración te dan la bienvenida a este maravilloso país. Muchos de ellos, además de pertenecer al brillante cuerpo de policía del Reino, suelen pertenecer a la S.S. ¿Cómo lo sabemos? Porque es imposible que una persona cuya edad supera los 18 años pueda tardar tanto en coger el pasaporte a un extranjero, mirar sus páginas, introducir un número de visado en un ordenador, pedirte que mires a la cámara, obligarte a estampar tus huellas dactilares en una máquina que rara vez funciona, volver a mirar al ordenador, coger un sello y estamparlo en tu pasaporte. Si es una persona normal, no tardará más de cinco minutos en hacerlo. Si esa persona vive en Arabia Saudí, lo normal es que tarde 90 minutos en hacer tal procedimiento cuatro veces. ¡Así recibe al extranjero un policía miembro de la Sociedad Secreta! Algunas muestras de la realidad que uno se encuentra en el aeropuerto, tanto para salir como para entrar:

Una de tantas colas para pasar inmigración. Juntitos a más no poder, como siempre.

Horas llevará ahí esta gente

Más y más colas para entrar al maravilloso Reino de Arabia Saudí

Ambiente de espera antes de embarcar en Riad

Muchas son las anécdotas que se pueden contar de este aeropuerto, de muy difícil gusto arquitectónico pero que la gente se alegra mucho cuando está a punto de despegar y se entristece enormemente cuando aterriza en él. Además, cuenta con unas limitaciones propias del país, como no dejar a Swiss Air operar de día pues su logo/bandera es una cruz.

Los ataques de la S.S. son muchos y variados, desde pequeños detalles hasta batallas que duran horas debido a la incompetencia de sus miembros. Detalles como ir a comer a un restaurante donde te sirven toda la comida, ya sea ésta picante o no, mucho antes que la bebida. El concepto de querer comer mientras se bebe no les entra en la cabeza a más de un camarero.

Voy a poneros otro caso: pedir unas hamburguesas a domicilio. Tras una excursión en el desierto, cansados y hambrientos, tuvimos la malísima idea de llamar por teléfono a una hamburguesería para que nos trajera dos menús CheeseBurger y una botella  de agua. Una persona cuerda tarda como máximo 30 minutos en cocinarlo (no olvidemos que es un «restaurante» de comida rápida), meterlo en su coche, conducir hasta nuestro hotel y subirlo a la habitación para que le paguemos. Pues bien, nuestro ataque de la S.S. fue que, tras varias llamadas telefónicas el repartidor decidió irse a otro hotel, de cuya existencia nunca hemos sabido, donde le indicaron que la habitación 501 no existía. En vez de llamarnos, decidió que no queríamos comer más. Cuando hablamos con él, insistía en que tal habitación no existía (no vaya a reconocer que se ha equivocado de hotel). Para más inri, en un episodio de lucidez, encuentra nuestro hotel, entra en recepción y le pregunta al conserje si era ahí donde tenía que dejar su pedido. Dado que nadie hablaba árabe (ni el repartidor ni nosotros), el conserje le indica que nosotros no habíamos pedido nada (debió averiguarlo tras hablar con nosotros, conversación en la que le dijimos «Espere un momento, que bajamos»). Tras varias discusiones entre signos e inglés (por aquél entonces nuestros conocimientos de árabe eran nulos), el repartidor volvió a aparecer con nuestras preciadas hamburguesas (cómo no, sin la botella de agua). Eso sí, ¿cuánto tardó? ¡Dos horas! Fue un ataque en toda regla de la S.S. al poco tiempo de vivir en KSA.

Han existido muchos ataques de la S.S. a los españoles que estamos y hemos estado en Riad. Blogs como La Jodida Croqueta, Cucas en el desierto o Crispal así lo cuentan. Mención especial merece el caso de los Twix (más abajo lo podéis ver) que, cómo no, fue atacado en el lugar con más miembros por metro cuadrado: Carrefour. Ese lugar, en el que nada ocurre si estás en Europa, es una zona minada en Riad. Nada saldrá bien y si tienes prisa, saldrá mucho peor (siempre y cuando no coincidas con el horario del rezo, porque si no todo empieza mal y acaba desastroso).

Os copio aquí una anécdota que representa el grado de inutilidad que pueden llegar a tener los miembros de la S.S., especialmente cuando empiezan a cortocircuitar (algo muy habitual en sus socios):

Llegamos a la caja para pagar. Lo primero que pusimos en la cinta fue la caja de Twix blanco. (…) El cajero procede a pasar por el lector el código de barras de la caja de Twix. No funciona, no lo tienen registrado. Se me queda mirando con cara de susto (algo habitual cuando comienzan a bloquearse) y me dice que tendrá que abrir la caja para pasar el código. Le respondo que no hay problema y que abra la caja. Abre la caja y, por sus gestos y caras, deducimos que no sabe cuántos vienen en la caja y que tiene la intención, si nosotros no lo impedimos (parecía que quería que lo impidiéramos con todas sus ganas), de pasar uno a uno todos los Twix que venían dentro de la caja. Al ver lo que quería hacer, le comunico que hay 40 unidades y le señalo dónde viene escrito. 

Aquí es donde, si nos estuvieran grabando con una cámara oculta, se vería nuestra cara de ésto no puede ser cierto. No se puede ser tan inútil. Realmente me están grabando y me van a sacar por televisión. La siguiente foto ilustra a la perfección lo que hizo este cajero sobradamente preparado para su puesto.

Ataque de la SS en toda regla

De la línea 5 a la 45 ilustra las 40 veces que el cajero lumbreras pasó el mismo paquete de Twix por el lector del código de barras, mientras que mi marido y yo nos moríamos de la risa a la par que no podíamos creer lo que estábamos viendo. No sabía marcar el producto y multiplicarlo por 40. ¡Y menos mal que eran 40! (…) Increíble pero cierto. Hemos de dar gracias por estos momentos, que nos hacen más entretenida la estancia y nos dan algo más de qué hablar. 

Otro de los blogs donde más historias sobre la Sociedad Secreta podéis encontrar es: http://socisecreta.blogspot.com  Sin duda, merece la pena leerlo si vas a venir a Oriente Próximo, porque no sólo en Riad se sufren estos ataques.
 

Transporte público en Riad

Ejemplo de un publicista miembro de la SS en Emiratos

¿De qué casa es cada cable? ¡Electricistas miembros de la SS!

Si hay que abrir la alcantarilla... ¡no pasa nada!

Pero, hay muchas más cosas que resultan divertidas en Arabia Saudí (o uno se toma a broma los ataques de la S.S. o tiene muchas papeletas para volverse loco). Ejemplo de muchas de ellas son las siguientes fotos «bizarras» recogidas en su mayoría de otros blogs amigos y, sobretodo, por nuestro gran amigo Javier. Eso sí, todas representan la realidad de las gentes de Arabia Saudí y, como bien dicen ellos, «only in Saudi».

Orgullo saudí

Mujeres en KSA (Kingdom of Saudi Arabia)

Saludos entre saudíes

Escudo del Barça que se muestra aquí

Is it spicy? No, sir. Y luego te dan cosas como éstas...

¿Qué tipo de pimiento prefieres?

Arroz Milagrosa

Tamaño medio de los paquetes de arroz en Riad (I)

Tamaño medio de los paquetes de arroz en Riad (II)

¿Cenamos carne hoy? ¿Qué tal una cabeza de camello?

¿Compramos el pollo aquí? Total, sólo lo asesinan.

Decoración restaurante en Riad

Riad de día...

... Riad de noche.

¿De qué color es tu coche?

Para gustos, colores.

Típicas vistas de Riad yendo al trabajo

Demostración de amor en los coches saudíes

Saudi couple

Burka Barbie

¿No comprarías esta abaya para tu mujer o para tu madre para que vaya a la moda?

Sálvame en Saudi

¡Qué bonito es Saudi!

Amor a USA en las tiendas de Batha

Y, por último, una foto MUY necesaria para una gran parte de la población que habita Riad:

Todo hay que explicarlo

¡Hay que tomarse la vida con humor!

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Fútbol en Riad

Riad, 21 de septiembre de 2011

Pocos días quedan para que esta aventura se termine y lleguen nuevos retos, pero todavía no es momento de despedidas.

El fútbol en estos países es muy importante y nos cansamos de oír si somos del Barça o del Madrid, aunque es la mejor imagen de España en el extranjero en estos momentos. Hoy quiero mostraros cómo se vive aquí el fútbol local.

Hace ya unos meses fuimos unos cuantos españoles a ver un partido entre los dos mejores equipos de Arabia Saudí: Al Nasr y Al Hilal. No cabe mencionar que la calidad futbolística era algo peor que nefasta y que el partido se hizo eterno, pero el ambiente y el ver en directo cómo lo viven los saudíes sí mereció la pena.

Os dejo unas cuantas fotos para que podáis juzgar por vosotros mismos la realidad de los partidos aquí. Cabe destacar que, como en tantos otros lugares, la entrada a mujeres está prohibida y el rezo marca el inicio del partido, no vaya a ser que tengan que parar a mitad. Y, por supuesto, en verano no se juega nunca, porque las temperaturas harían que los jugadores se derritieran y el público sufriera golpes de calor sin cesar. Todavía nos preguntamos aquí si los de la FIFA visitaron Qatar en verano para hacerse una pequeña idea de cómo se vive  con más de 45 grados a la sombra…

Estadio King Fahad

Interior del estadio

Antes de jugar, a cumplir con la obligación

Seguridad en el estadio

Seguridad (aunque aquí dan una pistola a cualquiera)

Cámaras de TV típicas saudíes, con la seguridad "vigilando"

Palco VIP

Al Nasr- Al Hilal

Como en todo, los saudíes se entregan a la causa y animan desde el inicio, mucho antes de empezar el partido. Una experiencia chula para ver cuando uno vive en Riad, aunque como Mestalla no hay nada, todo sea dicho.

Afición

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Celebrando la victoria

¡Vamos Al Nasr! Al final, elegimos al equipo perdedor...

¡Un abrazo a todos!

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